El Buen Fin. Pseudocultura
desde la perspectiva de la escuela de Frankfurt. II.
El mercado y sus
leyes son los límites
de la realidad
que no pueden ser
traspasados por
ningún fenómeno
que fomente
cambios profundos en
la organización
capitalista.
(Blanca Muñoz.
2011)
(Continuación). Tercera
característica, todo vale. Cualquier postura es válida, aunque no cuente
con fundamentos ni argumentos, se aceptan y defienden al igual que las de una autoridad en el tema. Las
estrellas de televisión hablan de política, cultura, arte, de todo, sin conocer
bien el tema ni profundizar en él y su opinión tiene más peso que la del
experto, ya que la estrella televisiva es más conocida. En el Buen fin los actores interpretan guiones
que describen lo fabuloso de las ofertas, tal vez sin conocer el producto que
promocionan. En las redes sociales todos opinan acerca de la farsa o veracidad
de las ofertas, tomando fotos de lo que compraron, ambas posturas son aceptadas
a través del like o el RT. En el periódico la opinión de los críticos
es brutal, sus argumentos son objetivos y paradójicamente no tienen tanto
impacto como un comercial de TV con un actor. De este modo todas las opiniones
entran y son defendidas por simpatizantes.
Vale tanto la opinión xenófoba como la de quien ha
dedicado la vida al estudio y a la reflexión. El "todo vale" resulta
ser la estrategia de la fragmentación en la que divulgación superficializadora
actúa a favor de una cosmovisión colectiva irracional[1]
Cuarta característica, la homogeneización del ciudadano.
Todos deben pensar, actuar, vivir igual de acuerdo a las leyes del mercado y
consumo. En la sociedad de consumo
hay libertad de elegir el producto que quieras, claro entre la variedad de maracas que ofrece el
centro comercial, pero todo va en una línea, se debe adecuar a la
tendencia que está de temporada y de
moda.
Lo que se consume es impuesto por las marcas, y la
sociedad es su cómplice, al ser juez aceptando los que compran y ostentan la
última línea de ropa o de “x” marca o el ultimo celular de última generación,
así los portadores son aceptados e incluso admirados, por la exhibición de sus
bienes materiales, claro de marcas conocidas y en caso de no portarlas, en la sociedad de consumo, en la
pseudocultura, en la mente materialista-cosificadora de un sujeto sin alma,
rechaza, excluye, discrimina al sujeto que no usa lo que dictan las marcas. Así
los productos y consumidores giran en torno a
la última tendencia, en el buen fin
lo que tiene mayor demanda, es lo último que está a la moda, puede que esté de
oferta puede que no, pero para obtener el producto no importa endeudarse, pues
el fin, es estar a la moda.
La pseudocultura, en última instancia, es el
resultado de los mensajes "mass-mediáticos" y tales mensajes son
elaborados mediante un cálculo de rentabilidad; pero, también, a partir de un
empleo de técnicas de motivación social que amoldan a consumidores y receptores
a los gustos impuestos por las leyes de la oferta y la demanda. Se incentiva,
por tanto, la creencia en la individualidad y "unicidad" del
consumidor-espectador.[2]
La ultima característica, la tecnologizacion. La
ciencia y tecnología al servicio del capitalismo, de las leyes de oferta y
demanda y del libre mercado, las nuevas tecnologías toman fuerzas, todo es
apostado a la tecnología, en el consumo los productos de última generación son
los de mayor demanda, el ultimo gadget
se debe obtener, para estar a la vanguardia de la tecnología, al igual se debe
obtener la última versión de Android o Windos.
La tecnología avanza rápidamente y la publicidad del Buen fin es vista en todas partes gracias a la tecnología y
estrategias de mercado, por ejemplo en Twitter
el Trending Topic promocional.
una sociedad con unos medios técnicos y científicos
hiperdesarrollados y, a la par, un uso de esos medios para incentivar
psicologías colectivas en las que formas de clasificación de la realidad de
carácter arcaico y comportamientos de evidente tendencia psicopatológica son
divulgadas como conductas a seguir.[3]
La pseudocultura ha tomado fuerza, ha masificado a
la sociedad, los mass media y las industrias culturales son parte de dicha
cultura, que se rige bajo el modelo capitalista, el neoliberalismo, la
globalización, en resumen de acuerdo al mercado y consumo. La cultura clásica
quedo en los libros y la cultura humanista está en resistencia al igual que la diversidad
cultural. Como se ha visto la pseudocultura se reproduce cotidianamente y se
puede ejemplificar con eventos como es el Buen
fin que invitan a consumir obsesivamente.
Bibliografía.
Muñoz, Blanca.
“Escuela de Frankfurt: primera generación ". En Román Reyes (Dir.): Diccionario Crítico de Ciencias Sociales.
Terminología Científico-Social. Ed. Plaza y Valdés, Madrid-México 2009. Pp.
s/f.
Muñoz, Blanca.
“la industria cultural como industria de la conciencia: el análisis crítico en
las diferentes generaciones de la teoría de la escuela de Frankfurt” en Constelaciones. Revista de teoría crítica. Vol. 3. Diciembre 2011, pp. 61-89.
Muñoz, Blanca.
“Teoría crítica y escuela de Frankfurt. Teoría de la pseudocultura”. psicomundo.com. http://psicomundo.com/foros/psa-marx/teoriacritica/pseudocultura.htm (consultado: 16-Nov-2014. 11:10 hrs.)
[1] Muñoz,
Blanca. “Teoría crítica y escuela de Frankfurt. Teoría de la pseudocultura”.
psicomundo.com. http://psicomundo.com/foros/psa-marx/teoriacritica/pseudocultura.htm
(consultado: 16-Nov-2014. 11:10 hrs.)
[2]Muñoz,
Blanca. “Teoría crítica y escuela de Frankfurt. Teoría de la pseudocultura”.
psicomundo.com. http://psicomundo.com/foros/psa-marx/teoriacritica/pseudocultura.htm
(consultado: 16-Nov-2014. 11:10
hrs.)
[3] Muñoz,
Blanca. “Teoría crítica y escuela de Frankfurt. Teoría de la pseudocultura”.
psicomundo.com.
http://psicomundo.com/foros/psa-marx/teoriacritica/pseudocultura.htm
(consultado: 16-Nov-2014. 11:10 hrs.)
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