Bernini:
El representante del barroco.
El barroco es un estilo artístico nacido en Italia a principios del
siglo XVII, en este estilo en lo que respecta a escultura, hay un personaje
fundamental y el máximo exponente del barroco, el personaje del que hablo es
Gian Lorenzo Bernini del cual expondré un poco de su biografía. Debido a su
estilo innovador y extravagante cautivo a los papas del Vaticano y a toda una
nación. Él saltó a la fama con un grupo de cuatro esculturas, que representaron su
estilo y a lo que llamarón la exuberancia
barroca.
Gian Lorenzo Bernini nació
en la ciudad de Nápoles en 1598 fue el cuarto hijo de siete, que tuvieron
Angélica Galante, su madre y Pedro Bernini, su padre, el cual era escultor.
Lorenzo Bernini era ayudante de su padre, por lo que desde pequeño aprendió el
oficio de escultor, aunque también mostro aptitudes para la pintura,
arquitectura y hasta la poesía.
Las cuatro esculturas de
temática mitológica, encargadas por el cardenal Ecipion Borghese son: Eneas, Aquines y Ascanio (1617); Plutón raptando a Proserpina (1621- 1622); Apolo y Dafne (1622-1626); y David
(1623). Las cuatro esculturas en la actualidad se encuentran en la Galería Borghese en Roma. El cardenal
Ecipion Borghese apoyo y financio en
todo momento a Bernini.
Estas esculturas son
representativas del estilo de Bernini que después fue imitado por varios
artistas y difundido por toda Europa y el mundo, ya que él fue el iniciador del dramatismo, teatralidad y
llenar de dinamismo y de vida a sus esculturas.
La escultura
barroca italiana posterior a Bernini es, en realidad de estilo berninesco […]
entre los cultivadores de la tradición berninesca durante el siglo XVIII, los
dos nombres más ilustres son Camilo Rusconi (1728) y Felipe della Valle (1770)
que trabajaban en Roma. En Palermo, Giacomo Serpotta (1732)[1]
La escultura Apolo y Dafne destaca sobre las otras,
ya que ilustra la escena del mito griego Apolo
y Dafne. En la escultura se percibe el momento final, el de mayor
intensidad y emoción del mito. Los cuerpos están llenos de dinamismo, la
teatralidad y emoción se percibe en la escultura, donde Bernini esculpe a Dafne
en plena transformación, este es el momento culminante, donde Apolo está a punto
de tocar a su amada Dafne y ella comienza a transformarse en un árbol.
Bernini se convirtió en el elegido
por los papas para la creación de obras artísticas, para embellecer la ciudad
de Roma. A lo largo de su vida trabajo para ellos convirtiéndose en el único y
exclusivo artista de los papas, de la iglesia y de Roma. José Pijoan lo
describe como “dictador supremo del arte”.
Durante medio
siglo domino la escena artística en Roma hasta el punto de que ningún otro
individuo ha contribuido tanto como él al aspecto actual de la ciudad. Estás
hecho para Roma y Roma está hecha para ti, dícese que declaró el papa Urbano
VIII.[2]
Los papas quedaron
cautivados por el arte de Bernini, por lo cual casi todas sus obras eran
encargos de los papas, sus obras de arte más destacadas son:
Cuando el papa Urbano VIII
en 1623 contrata a Bernini para que con su ingenio, decorara la tumba del apóstol San Pedro y en 1624
comienza a trabajar en el majestuoso baldaquín
de San Pedro, que tiene una altura de 30.5metros, está repleto de bronce y lo acabó en el año de 1633.
Se encargo del sepulcro papal de Urbano VIII 1628-1647;
y también del sepulcro de Alejandro VII
1671-1678.
La obra más
representativa el éxtasis de la Santa Teresa, que se encuentra dentro de la
iglesia de Santa María de la Victoria
en la ciudad de Roma, su construcción inicio en 1644. Esta es la más famosa
obra de arte de Gian Lorenzo Bernini, el
éxtasis de la Santa Teresa, donde monta todo un escenario, al incorporar
diversos materiales, en el centro pone a Santa Teresa y un ángel. Bernini al
hacer tan bellas obras de arte, se hizo famoso, admirado por muchos, se
convirtió en un personaje con muchos beneficios como los de la realeza.
La más grande obra
arquitectónica de Bernini el Colonato
de 1656 a 1667.
El papa Alejandro VII mandó
a Bernini a que transformara una antigua silla romana, la cual estaba hecha de
madera y mármol. Comenzó a trabajar con la silla en 1657, terminó en 1666 y
dejó de ser una simple silla, para convertirse en toda una escenografía
religiosa, porque debajo de ella colocó cuatro esculturas de obispos y en la
parte de arriba colocó ángeles.
Bernini ya pasaba de los 80
años y por lo mismo de su vejes enferma y a la edad de 82 años muere en Roma el
28 de noviembre de 1680. Pero Bernini dejó un legado y una historia que aún no
ha muerto.
Sin Bernini no
hubiera triunfado el barroco. Fue Bernini, con su lección, quien hizo encontrar
buenos los excesos barrocos. Fue imitado en toda Europa. Luis XIV suplicaba a
Bernini que se ocupara de sus pensionados franceses. Se le reconocía maestro
supremo. Era algo aplastante. Al morir Bernini se sintió como una especie de
liberación: al fin podrían ser franceses los franceses. Pero quedaron
contaminados de berninismo. Continuaron sin, querer la escuela de Bernini.[3]
Bernini es el gran personaje
del barroco, él plasmó teatralidad, movimiento y emoción, sin perder la belleza
y estética de sus obras, fue imitado y reconocido por todo el mundo, el hizo
suya una ciudad y un estilo, Roma fue su lienzo en el cual plasmo su arte.
Bibliografía.
Angulo Iñiguez, Diego. Historia del arte. 4° ed. Madrid, EISA,
1962.485 pp. (Tomo II)
Growin, Lawrence. Historia del arte. Barcelona.
2001.
PIJOÁN,
José. Arte de los siglos XVII y XVIII en
Europa. España, Espasa Calpe, 2004. (Summa artis, VII)
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