HOGAR.
Una tierra que ha pasado de generación en generación es enorme y abundante con lo que se cosecha, los frutos que se cultivan crecen grandes y coloridos, como los limones que tienen un delicioso jugo, las manzanas rojas y brillantes, las naranjas dulces y enormes. Papas, zanahorias y nabos también nacen ahí, sin olvidar las gallinas, cerdos, dos vacas y guajolotes. Esta tierra es acosada por un empresario que la quiere, para poner una gran fábrica de plásticos.
Al despertar tuvo esa sensación de que de nueva cuenta iba a ver problemas, a pesar de sentirse así tomó sus cosas y se fue al campo a trabajar, otra vez estaba el carro negro muy lujoso, impecablemente limpio y brillante y recargado en él un hombre de traje con sus manos llenas de anillos, el hombre es algo viejo con arrugas en el rostro y pelo canoso, él es el empresario y como siempre ve al campesino fijamente y con sonrisa sarcástica.
El campesino de complexión robusta y alta, de
tez oscura, ojos pequeños, cejas gruesas con barba y bigote no tan largos. Se
acerca al empresario, erguido y firme sin jorobarse, ni titubeos en su caminar,
la mirada siempre al frente, sosteniendo un machete en la mano derecha, con
seguridad y voz grave le dice al hombre del carro:
¾ Tú
qué haces aquí otra vez.
¾ Oye,
vengo hablar de negocios.
¾ Ya
te dije, yo no hago negocios y menos contigo.
¾ Te
estoy ofreciendo una cantidad inimaginable de dinero, que si sigues trabajando
aquí nunca conseguirá.
¾ No
me importa tener arto dinero.
¾ ¿No? jajaja,
a todos les gusta el dinero y si no quieres dinero pídeme lo que sea, y si me das
tus tierras te lo consigo.
¾ ¡Mi tierra no se vende!
Es mía y de mi familia y siempre la hemos tenido.
¾ Te
juro que tu familia quiere que las vendas.
¾ No
lo creo.
¾ Bueno…
si no te puedo convencer así, tomaré otras medidas.
¾ Haga lo que quieras mi tierra no se
vende ni se regala.
¾ Bueno mi intención es darte una
mejor vida con mi dinero a cambio de tus tierras.
El
hombre de traje entra a su auto y le dice a los dos sujetos que se encuentran
dentro, de igual forma trajeados pero jóvenes y con apariencia de atletas o de
practicantes de lucha libre, “ya saben que hacer”. El auto se va y el campesino
sigue trabajando.
El
campesino continúa trabajando la tierra, cuidando del cultivo, recolectando las
frutas y verduras que ya están listas para la mesa. Sigue con los animales, les
da de comer y se queda un rato viéndolos, como están jugando como van de un
lado a otro y para saber si están
completamente saludables o no. Terminado el trabajo alrededor de las dos de la
tarde se dirige a su casa.
Llega
a su casa, ve la puerta tirada y destrozada, los cachos de madera están en toda
la entrada, la cortina desgarrada y su
esposa llorando, el lugar es un caos las cazuelas rotas, los trozos de barro
están en todas partes, las ollas están tiradas, la mesa arrumbada, los trastes
que estaban en ella están dispersos en el suelo, las figurillas de porcelana
que tanto aprecia y atesora la familia están destrozadas pues han pasado de
generación en generación como su tierra. Las figurillas fueron obsequiadas a su
abuelo por una familia acaudalada que lo consideraron como parte indispensable
de ellos, hasta lo quisieron llevar a la ciudad pero él no quiso y se quedo en
el pueblo. Y ahora las figurillas las han destrozado las generaciones futuras
no las verán.
Al
ver todo el caos se llenó de coraje y furia, quiso saber quien lo hizo por lo
que guardó la calma aunque la rabia de su interior lo estuviera devorando. Se
acerca a su esposa, la abraza e intenta tranquilizar, ya cuando ella un poco
más calmada, le pregunta qué había pasado, ella con dolor en el alma y aun
alterada le contesta:
¾ Vinieron
dos canijos cuando estaba cocinando, tiraron la puerta y empezaron a desmadrar
todo uno me agarro mientras que el otro se metió por nuestra hija y se la
llevo, al escuchar los gritos nuestros hijos vinieron y los canijos se echaron a correr al monte allá donde no va
nadie y nuestros chamacos fueron al centro por ayuda.
El
campesino se levanta, le dice a su esposa que no se preocupe que él ira por la
niña, toma el machete y corre al monte, al cual no se acercan por los peligros
que hay. Existen plantas que con el simple rose sacan ronchas, casi todas
tienen puas que rasgan hasta la ropa más gruesa, el monte está lleno de estas
plantas y de animales salvajes, hay víboras a montones, tarántulas enormes,
insectos venenosos y una que otra fiera como coyotes, entrar es muy peligroso.
Los
sujetos con la niña, ya en el monte están perdidos, no saben cómo regresar, uno
ya estaba herido, un animal lo ataco en el pie y lo hizo sangrar. Ambos
desubicados y con los gritos de la niña se desesperan, uno de ellos la golpea y
la deja inconsciente. Ellos empiezan a gritar culpándose el uno al otro, se
detienen mientras discuten, están asustados por el lugar y por no encontrar la
salida.
El
campesino con una determinación tal, que se nota en su rostro, la mirada llena
de coraje, paso firme dispuesto a superar cualquier obstáculo e ir al fin del
mundo sin descansar por rescatar a su hija. Después de algún tiempo, en el
monte nota sangre y sigue los vestigios.
Al
poco tiempo el campesino llega donde se encuentran los secuaces del hombre, con
el machete los amenaza que devuelvan a la niña, ellos al instante hacen un
plan, el hombre herido se queda a detener al campesino mientras que el otro
llevaría a la niña con su jefe, por lo que empieza un enfrentamiento, luchan
con determinación el sujeto herido le da pelea al campesino, ambos golpean con
determinación y reciben los golpes como si no les doliera. Pero termina por
caer el sujeto herido, el campesino da un machetazo el otro hombre pone su mano
para protegerse y así el campesino le hace una gran herida, el brazo del hombre
empieza a sangrar y él ya no se mueve, cae al suelo, se queda pasmado y le dice al
campesino:
¾ Te
pido perdón y misericordia, no quería robarla ni hacerle daño a tu hija.
¾ Entonces,
por qué lo hiciste, ahora que vez la muerte te arrepientes, me das pena.
¾ No
es eso, es verdad que no quiero morir pero si hubiera tenido otra opción no
hubiera hecho lo que hice.
¾ Tu
jefe y tú han traído desgraciado a mi familia, quieren quitarme mi tierra, mi hogar, mi gente y ahora se han llevado a mi niñita.
¾ Espero
y me entiendas, solamente hice lo que el jefe me ordeno a hacer.
¾ Si
no querías no lo hubieras hecho.
¾ No
es tan fácil, tengo que obedecerle, él cuida de mi familia, sin él no tendría
donde comer ni donde dormir, ni mucho menos podría hacerme cargo de mi familia,
vivimos en la ciudad en un lugar muy peligroso , todos los días hay muertos y
él nos da su protección para no aparecer muertos.
¾ Mírate,
por él no eres el muerto, eres el asesino.
¾ Entiende
campesino no quiero ver muertos a mis hijos, ni a mi esposa.
¾ Yo
tampoco.
¾ Si
no hago lo que me ordena no tendría dinero ni protección, lo hago por ellos por
mi esposa y dos niños. Quiero que puedan vivir tranquilos, que tengan una vida
donde no les falte nada que ellos no sufran ni hagan lo que hice yo que me deje
manipular e hice cosas que me atormentan todos los días, nunca tuve el valor de
enfrentarlo, temía represalias en contra mía o en contra de mi familia y me convertí
en este monstro.
¾ Te
falta valor.
¾ Sí,
pero yo nunca tuve el valor de enfrentar
al jefe o buscar otra salida y lo único que te pido es que no dejes que le pase
nada a mi familia.
¾ Yo
voy por mi hija, hoy tú no morirás mi intensión nunca fue ésa, si hubiera
querido ya te hubiera rajado la cabeza.
¾ Campesino,
sólo recibía ordenes soy una herramienta inútil.
El
campesino siguió el camino, ya no se metió más adentro, sino fue directo con el
jefe que había ordenado todo. El lujoso carro está en la carretera, el hombre
con la niña estaba por llegar al auto, por lo que el campesino corrió hacia el
lugar y enfrentar al jefe y así terminar con el problema de una vez por todas.
El campesino toma a su hija y avienta al
hombre que la llevaba, él se quedo tirado, ya no quería seguir el juego de su
jefe. Cuando golpeo a la niña recordó a su hija que años atrás había fallecido,
también recuerda el día en que casi mata a su esposa, golpearla era normal para
él por cualquier cosa la insultaba y golpeaba, hasta ese día en que casi muere.
Su esposa lo dejo y se llevo a la niña, él se quedo solo y juro cambiar para
poder ver a su niña otra vez pero la niña enfermo y murió, la esposa
desapareció ya no supo nada de ella.
El
sujeto en el piso dice:
¾ Juré
que ya no sería el mismo para poder regresar, lo olvide, me deje llevar siendo
la mascota del jefe, él ordena, yo sin pensarlo actuó, ya no más.
El
hombre derrotado se levantó y se fue. El campesino se pone frente al jefe
resguardando a su hija y dice:
¾ A
qué estás jugando.
¾ No
te hagas el valiente campesino.
¾ Si
no fuera porque mi niña esta aquí ya te hubiera rajado con mi machete.
Los
dos se miraron fijamente, el empresario agacha la cabeza, entra a su auto y se
va. El campesino, su familia y tierra se han librado de aquel ambicioso hombre,
pero nada les asegura la llegada de otros codiciosos personajes en busca de la
fértil y maravillosa tierra para apropiársela, explotarla y devorarla,
aniquilando la vida de la tierra y la memoria de la familia que ha vivido ahí
hace mucho, mucho, tiempo.
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